Eliana Melo
Los cambios de por sí son bruscos, traen incertidumbre y provocan miedo, y más cuando se cree que los cambios traerán consecuencia negativas, aunque de por sí lo más idóneo es que los cambios sean para mejorar. Es por ello, que partiendo de este planteamiento es interesante investigar qué ha provocado la nueva reforma laboral de la República Dominicana en sus ciudadanos.
En todas las sociedades hay dos tipos de personas cuando se trata de cambio, están aquellos a quienes me atreveré llamarles “Estatuas”, porque pertenecen a un estado, pero no les interesa cuanto se mueve dentro de este, por tanto no opinan ni hacen nada para transformar lo negativo, claro, siempre y cuando no haya un interés de por medio; y están los activos, aquellos capaces de ver más allá de lo que le muestran los medios, aquellos que sacan conclusiones y saben deducir cuándo algo no está bien, pero a la vez, son esos los que se enfrentan ante el cambio cuando creen que hay de por medio una injusticia o cuando ven que algo no les conviene.
Una muy activa es Ana Vertilia Cabrera, presidenta de La Asociación de Comités de Amas de Casa, quien consideró que debe mantenerse el auxilio de cesantía, por ser un derecho adquirido por los trabajadores, atreviéndose a llamar al sector oficial a no seguir el juego de los empresarios y a fijar una posición más firme y responsable.
No sólo ella se ha opuesto a esta reforma también lo han hecho muchos más, como el caso del economista Pavel Isa, quién, según una publicación del Diario Libre, considera que la cesantía es el único instrumento que tienen los trabajadores en el sector formal para poder defenderse, ante la ausencia de un esquema de seguridad social justo, tanto en pensiones como en salud.
No obstante los fuertes debates entre quienes votan a favor y los que no, justificando que esa reforma sólo les conviene a los empresarios, las “Estatuas”, anteriormente mencionadas, siguen pasivos ante los cambios de su nación.
“Yo creo que si ellos harán un cambio es para mejorar, ellos son los que saben, por ejemplo, yo no sé nada de eso”, expresó Ana Pérez, empleada de una banca de números, mientras jugaba su palé del día.
En ese mismo sentido al preguntarle sobre qué piensa de las opiniones en contra de la reforma, manifestó que la gente como quiera habla y que siempre los empresarios piensan en ellos solamente, más aclaró que no hace nada para cambiar esa situación.
Al igual que Ana son muchos los dominicanos que carecen de conocimientos o demuestran falta de interés en los asuntos legales del país, más sin embargo no les importa inmiscuirse en esos asuntos, sin darse cuenta que son aquellos asuntos legales que dirigirán el rumbo del país inmediatamente sean aprobados.
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