"Irrespeto uniformado”
Publicado el 07 de marzo de 2014, en acento.com
Por: Ramón colombo
Mediodía. Un policía sin casco en un motor sin placa, a mil por la México, zigzaguea temerariamente entre los vehículos del tapón de la Tiradentes; sube a la acera, baja en la esquina, saluda de lejos a los dos congéneres que trabajan allí, y sigue en vía contraria, muerto de risa, inmune ante la ley, rumbo al sur. Eso ocurre a cada instante en Ciudad Barbarie. Y hay que preguntar: Quién pondrá alguna vez el escarmiento? Cómo podrá la Policía ganar el aprecio de la ciudadanía, irrespetada por miles de energúmenos uniformados? Quien nos salva?
Análisis:
El periodista describe a manera narrativa, descriptiva y muy breve, lo que representa una cotidianidad en las calles de nuestro país, principalmente en la ciudad capital. En este artículo, Ramón Colombo narra de qué forma los agentes policiales a diario y sin que nadie detenga, a los llamados agentes del “orden” irrespetan la misma ley que ellos mismos están llamados a hacer cumplir. Una especie de “predicar la moral en calzoncillos”
Esperanza inútil
Publicado el 06 de marzo de 2014, en acento.com
Por: Ramón colombo
Pierdo mi tiempo preguntando. Lo sé. Y usted también. Pero, de todos modos, que algún seudo, supuesto o presunto honorable magistrado de cualquiera de nuestras altas, medianas, bajas o bajunas cortes ejerza la elemental cortesía de justificar ante este país la burla de que Félix Manuel Rodríguez Grullón, alcalde de San Francisco de Macorís, bajo medidas de coerción por desfalco (con auditoría de la Cámara de Cuentas y todo), asociación de malhechores, falsificación de documentos y demás agravantes, siga en el cargo bajo la condición de sub júdice. ¡Este es un país del carajo!... (Bueno, ¿será país?).
Análisis
En este también bravísimo pero explícito comentario Colombo aborda directamente una crítica a la Justicia dominicana sobre un caso que en los últimos días a acaparado la opinión pública nacional, acerca de las acusaciones de corrupción que se le imputan al alcalde de San Francisco de Macorís. Aquí también el experimentado comunicador hace gala de su pluma, demostrando una vez más, que lo importante en el discurso, no es lo extenso, sino lo intenso.
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