Desde un principio al mencionar la palabra, muchos ya han pensado en aquella imagen de una pareja besándose o acortejándose, simplemente una mera concepción errónea de lo que significa en su totalidad el amor. Es bien una determinada idea creada alrededor de nuestro diario vivir y mentalmente adquirida por modelos equivocados a medida que crecemos.
El amor de madre nos hace entregarnos sin miedo alguno, es el primer sentimiento que nos llena el corazón, pero solo hasta que maduramos olvidamos ese amor puro en nuestras experiencias, de que el amor duele, posee, hiere, y es momentáneo. Muchos se afanan forzosamente por buscar esa pasión que les produce querer a la esquematizada media naranja.
No es pues este mal concepto, una dependencia fundada en estereotipos y falsas identificaciones que han desvirtuado el significado del verdadero amor. Cuando colocamos el amor exclusivamente a una emoción, nos equivocamos. Es un sentimiento de seguridad, confianza, que se desarrolla despacio pero de manera segura. Proviene desde el interior de nosotros, entonces porque nos esforzamos tanto en buscarlo afuera?
El amor se entrega, no es jactancioso, no busca lo suyo, no se envanece, al contrario se goza en dar, en la paciencia, en la paz, felicidad. El amor todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera. Por lo que le invito a reflexionar desde uno mismo, de conocerse, valorarse y dar amor, porque es mejor el dar que recibir.
Enfocarnos en la luz significa que tenemos que reestructurar nuestra manera de pensar y llegar a la raíz. Dios es amor, quiere decir que se demuestra siempre, no solo en el día de San Valentin. El eterno nos mostró su amor al entregar en sacrificio su hijo para que todo en que en el crea sea salvo. Significa que el nos amo primero antes que nosotros a el.
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