El ambiente familiar influye de manera decisiva en nuestra personalidad. Las relaciones entre los miembros de la casa determinan valores, afectos, actitudes y modos de ser que el niño va asimilando desde que nace.
Los padres constituyen la influencia ambiental más fuerte y de mayor duración en los niños. Los niños necesitan aceptación, amor, estímulo, disciplina, coherencia y atención positiva de sus padres. Sin alguna de estas cosas, el niño puede crecer pensando que tiene una deficiencia, y que de alguna manera es culpable del maltrato que ha sufrido.
La autoestima comienza a desarrollarse en la niñez. La autoestima que una persona desarrolla depende del modo en que ella es tratada por las personas importantes en su vida: sus padres, sus hermanos y sus hermanas, sus vecinos, sus maestros y sus guías espirituales. Si estas personas la tratan como alguien que merece su atención, si la elogian cuando hace algo bien, si la animan a hacer cosas difíciles, ella comienza a sentir que se le valora.
Cuando un joven es agresivo es una conducta aprendida, la puede aprender en su entorno familiar, educativo, con sus amigos, en el medio en que se desenvuelve, entre otros, pienso cuando un joven tiene que emigrar de su pueblo hacia la ciudad, es muy importante el amor familiar pues es evidenciada es su forma de comportarse, en su forma de ser y en qué quiere para su futuro. Si tienes apoyo familiar, tu autoestima andará bien y podrás tomar buenas decisiones.
Lo que difiere a unas familias de otras es que unas tienen un ambiente familiar positivo y constructivo que propicia el desarrollo adecuado de las personas, y en cambio otras familias, no viven correctamente las relaciones interpersonales de manera amorosa, lo que provoca que la persona no adquiera de sus padres el mejor modelo de conducta o que tenga carencias afectivas importantes.
A ese ser humano que tiene una educación íntegra y que lleva consigo el amor familiar y valores, será indudablemente un ciudadano responsable y tendremos una sociedad diferente, por esto el acento en el amor familiar como peso en la conducta de ser.
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